"Mente Fuerte" Vendo cenicero a $1.000.000

12.10.2019

Hoy vengo a vender, y además a hablar de mí. Estos posteos son los que más me gustan, no solo escriben mis manos, sino mi corazón.

Muchas veces para lograr el equilibrio entre la persona y el profesional la lucha es ardua, dura y sin fin. Pero en esta ocasión me libero esos tormentos, para poder hablar desde mí.

Deje de fumar hace unos... 4/5 meses. ¡Y hoy puedo vender mi cenicero! 

¿Por qué 1.000.000$?

Porque es lo que gane al sacármelo, es lo que cuesta el tenerlo.

Muchos tenemos una red gigante que nos impide avanzar, un ancla atada al pie, una estaca en el medio del pecho, una mochila inmensa en la espalda, una pared enorme frente nuestro, que nosotros mismos construimos, llámalo como quieras, pero esta y todos la tenemos.

En mi caso los impedimentos que arrastro, como todo el mundo, son múltiples. En estos combates se requiere, que las luchas se hagan una a una. Hay que identificar, encajonar y esperar a trazar el plan pacientemente, y cuando nos sentimos listos encarar la batalla.

El cigarrillo era una de esas batallas que parecía imposible de iniciar. Demasiados años ató mis manos, me encarceló en su necesidad, y fui su esclavo, cuando me creía su amo.

Me marcó los tiempos, me limitó la duración de los viajes, las distancias, los transportes. Pensar en viajar 18 horas en un micro sin poder estar con él... Ahora de viejo ya no es el cigarrillo quien me lo impide, sino mi espalda.

Me limitó las actividades, los deportes, los domingos de paseos.

Me sacó el fútbol con amigos, la bicicleta, las escaleras. (Aunque muchos amigos se alegraron de mi partida, por mi mal fútbol).

Podría nombrar tantas cosas, grandes, medianas y detalles del día a día que solo cuando no se tienen se saben que existen.

Una película en el cine ¡Mejor que valga la pena! Que sea sumamente entretenida porque sus 2 horas limitado, agobiado, hacía que el cigarrillo se convierta en crítico de cine.

El cigarrillo decidía quien estaba a mi lado, con quien podía formar pareja, con que amigos podía viajar, compartir una noche de charla, o simplemente un momento de reflexión. "No fumes acá".

Hasta era el protagonista de los saludos... "uhhh que olor a pucho". Fortunas en perfumes, la inmensa alegría de encontrarte con alguien, y ese era el saludo... "uffff que olor a pucho" dolía tanto como el "estas gordo". Pero rápidamente desaparece el dolor... no por que se vaya, sino por que uno lo tapa. Como buen esclavo defiende a su amo... el desubicado es el otro, el saludo impertinente es de él. "¿Quién se cree que es...?"

Crítico de cine, crítico de gente, dominando los tiempos, viajes, actividades, todo el ámbito social... y el esclavo sigue defiendo a su amo.

Se lo carga con tantas estupideces como uno encuentre...

"me calma"

"me gusta"

"me hace pensar"

"me cuida de peores adicciones"

"Me ayuda a..."

Los poderes mágicos con que uno puede justificar su existencia ante tantas barreras son infinitos.

Y yo fui víctima de todos ellos, lo cargué de tantas ideas como pude. Convirtiéndolo en algo tan dominante que de solo pensar en "quiero dejarlo" mi cuerpo se sumergía en una batalla asfixiante... "se sumergía" ... ojalá pudiera utilizar el pasado...

Sí, libre de humo llevo 5 meses. Soy un novato, y sé lo que muchos estarán pensando "Miren al novato se cree que ya esta libre, espera a vivir una mala, al golpe de la vida a ver cuánto aguantas en volver..."

Es verdad, estoy en esa instancia, me creo superado. Sin embargo, estos logros se ven en las malas, en las crisis, no en las buenas... si se puede llamar "buenas" a esta etapa de puro infierno, lucha y desgaste. Y no es un logro con un título que dice "etapa terminada" es un logro diario, con suscripción que se renueva y hay que pagar y pagar.

Hoy no es un post para hablar de las adicciones, sino de las cadenas. Aunque no lo creas no son lo mismo, no todas las adicciones encadenan, y no todo a lo que estamos encadenados es una adicción.

Por eso no hablo de las adicciones, sino de las cadenas. El cigarrillo no solo es una adicción, era mi cadena. Por eso su costo $1.000.000 no es nada...

Te invito a ti a reconocer tu cadena. Olvídate de las adicciones, de su nocividad. Dentro del consultorio psicoanalítico se trabaja mucho más reconociendo las cadenas que las adicciones. Se suele creer que lo adictivo es el objeto. Sin embargo, siempre somos nosotros... el cigarrillo, el juego, el trabajo, la televisión, una pareja, un pensamiento... puede ser tu adicción. Pero tu cadena es otra cosa. Puede ser tan nociva, como simpática y práctica. Se esconde debajo de una montaña de excusas y justificaciones "importantísimas" y obviamente... totalmente "razonables".

Y si estás pensando "pero ¿Cómo hago para reconocer mi cadena?" Tranquilidad, ese es el punto mas fácil. Tú lo sabes, solo que no te animas, y eso ¡Esta bien! Las batallas son una a una. Se reconocen, se encajonan y se traza el plan. ¡Respétate tu tiempo de planear!

Me encantaría en este mismo post contarte como trazar ese plan y como respetarte ese tiempo. Pero sería dejar ganar al profesional que no tolera que hable de mí. Sería alargar esto y marear con más contenido.

Hoy vine a vender un cenicero, ganar $1.000.000, ¿Tú quieres ganar $1.000.000? Si sabes cuáles son tus cadenas, coméntalas, ponle palabras, con gusto como me acompañas a mí, leyendo sobre mi cadena, yo te acompañare a que te liberes de la tuya... una a una.

Lic. Mauro Turano

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